Visita a la parroquia de Ntra. Sra. de Lourdes 13-2-1983
S. Juan Pablo II
Roma, 13 de febrero de 1983
Después de haberse detenido algunos momentos con los jóvenes, el Santo Padre volvió nuevamente a la Iglesia donde lo esperaban los miembros de las 4 Comunidades Neocatecumenales que están realizando su camino en la parroquia. El párroco los presentó. Giampiero, catequista de la comunidad, explicó después al Papa cómo nacieron estas comunidades en Ntra. Sra. de Lourdes y le presentó algunos sacerdotes itinerantes que, salidos de la parroquia, han llevado la Palabra del Señor a varias naciones del mundo. Sucesivamente cada uno de estos sacerdotes han contado en breves palabras su propia historia al Papa, comenzando desde su ingreso en las Comunidades Neocatecumenales, para testimoniar después la felicidad de su condición de itinerantes. El Santo Padre respondiendo a las palabras de saludo que le habían dirigido y queriendo dejar a los Neocatecumenales una palabra suya, tras haber recordado el encuentro de hacía pocos días con los presbíteros de las Comunidades Neocatecumenales, dijo entre otras cosas:
«Me urge en este momento atraer vuestra atención sobre las palabras de las canciones que habéis cantado al acogerme. Se trata de palabras conmovedoras: “…María, tú has creído en la palabra del Señor”. Se trata de las palabras centrales en las cuales se expresa todo el misterio de María, así en estas palabras, dichas por su prima Isabel. En estas palabras está verdaderamente María. Aquella que ha creído en las Palabras del Señor con una fe única. El misterio que le había sido revelado era también único: era necesaria una fe grandísima, una fe mariana para aceptar estas palabras, para creer en estas palabras y para aceptar su contenido. Yo creo que María, la que ha creído en las Palabras del Señor es la que ofrece un modelo, muestra un camino a todos nosotros y especialmente a todos vosotros, porque: ¿qué quiere decir ser miembro de una Comunidad Neocatecumenal, qué quiere decir ser catequista? quiere decir el que ha creído en la Palabra del Señor y que ha hecho de esta Palabra el contenido, podríamos decir, la carne de su propia vida, la substancia de su propia vida y así ha asimilado profundamente esta Palabra del Señor; podemos decir que la Palabra trabaja en él y quiere ser expresada, como un niño que quiere nacer; así quiere ser expresada, dada y transmitida esta Palabra. Y entonces, como hacían los apóstoles, también estos catequistas itinerantes y otros apóstoles de nuestro tiempo dejan sus casas, sus pueblos, su patria, sus parroquias y buscan otros mundos, otros pueblos, otras naciones, aprenden otra lengua para acercar a las personas y otras comunidades a la Palabra del Señor, a todo aquello en lo que personalmente han creído. Yo os confío a María: vosotros, vuestras familias, las comunidades y vuestra misión de catequistas deseo, carísimos, que caminéis bien por este camino, que caminéis bien por esta senda en la parroquia, incluso en la parroquia de Ntra. Sra. de Lourdes y como he hecho con los jóvenes así quiero también repetir para vosotros el confiaros a esta Madre de Cristo y de la Iglesia.
Confío a Ella especialmente vuestras personas, vuestras familias, vuestras comunidades y luego vuestra misión de catequistas, vuestro compromiso catequético. Os confío a María, la que ha creído en la Palabra del Señor: que su fe traiga a vuestra fe sus frutos abundantes».