Palabras del Papa durante la invocación de Jasna Góra en Polonia 12-6-1987
S. Juan Pablo II
Polonia – Santuario de Czestochowa, 12 de junio de 1987
Juan Pablo II ha concluido su quinta jornada de peregrinación en Polonia con la Invocación de Jasna Góra, pronunciada el viernes 12 de junio, por la tarde, desde la escalinata de Czestochowa. La “llamada” de Jasna Góra es una invocación a la Virgen que desde 1957 se canta o se recita cada día a las 9 de la noche en toda la Nación.
Después de la invocación el Papa ha hecho un discurso del cual sólo reproducimos una parte.
«…María, Reina de Polonia, estoy cerca de ti, me acuerdo de ti, estoy en vela.
… En esta hora de la Invocación de Jasna Góra, deseo llamar aquí, con el
pensamiento y con el corazón, a todo hombre, hermano y hermana, de
todas las partes de la tierra… nuestra.
Todos aquellos que no tengan miedo de los peligros y de las dificultades, que no han perdido la fe en los ideales y en los valores, que no han perdido el sentido de la vida y del trabajo, que no han cedido a la debilidad, sino que sintiendo la solidaria responsabilidad y solicitud, confortan a sus hermanos en la fe y en la convicción que para el cristiano no hay lugar a la huida, que vale la pena vivir en el propio país y emprender iniciativas creadoras, edificar la comunidad de los corazones y de las mentes humanas.
Hacía falta enumerar aquí a estas personas que se hacen el bien recíprocamente, ¡cuántas comunidades, cuántos ambientes, cuántos movimientos! Cuando lo digo se me vienen a la mente dos que durante mi peregrinación se hacen sentir con mayor fuerza: son nuestros propios “Oasis” del movimiento “Luz y Vida”; y también los que han venido hasta nosotros desde occidente, los “Neocatecumenales”: los encuentro por todas partes en el mundo, donde quiera que voy. Pensaba que, tal vez, en Polonia no estuvieran, y… desde el primer día de peregrinación destacan por todas partes las mismas pancartas que veo en otros países del mundo en diversas lenguas.
Entonces… ¡están aquí! ¡han venido! Han venido y quieren que renovemos la conciencia de nuestro Bautismo, lo que quiere decir que seamos cristianos desde nuestras raíces.
¡Que Dios los bendiga!».