Visita a la parroquia de San Antonio de Piazza Asti 6-5-1979
S. Juan Pablo II
Roma, 6 de mayo de 1979 *
El domingo 6 de mayo de 1979,
jornada dedicada a las vocaciones, visitó la Parroquia de San Antonio de
Piazza Asti (al Tuscolano) el Papa Juan Pablo II. Allí, después de
haber celebrado la Santa Misa a las 17:30, tuvo un encuentro
separadamente con los distintos grupos de la parroquia y con las dos
Comunidades Neocatecumenales que están en camino desde hace dos años y
medio y desde hace seis meses, respectivamente, con sus catequistas de
la 2ª Comunidad de Santa Francesca Cabrini.
El Papa, acompañado por el Cardenal Poletti y por el obispo de la
zona Mons. Salimei, fue acogido con el canto: “Jerusalén, Jerusalén,
Jerusalén reconstruida” (del canto de Tobías); mientras los hermanos
cantaban, Juan Pablo II ha ido saludando a los grupos y ha dirigido a
cada uno una palabra, parándose al final para cantar el Aleluya junto
con los cantores.
Cuando se terminó el canto, el párroco presentó así el Camino al Papa:
«Santidad, son dos Comunidades que se llaman Neocatecumenales y con
este nombre tratan de entender el camino de conversión que han iniciado
para redescubrir la fe que recibieron en el Bautismo: fe que puede
haberse quedado en el estado de embrión, por lo cual a través de este
Camino de fe, debe incubarse y llegar a crecer, a ser adulta.
Es un camino, digamos así, para llamar a los alejados, a los pecadores,
que no han oído jamás hablar de conversión y después llegar al
testimonio del amor hacia Dios y hacia el prójimo. Esto es todo».
El Papa ha dicho a continuación:
«Todo esto lo explicáis con vuestra
Comunidad, con vuestra comunión fraterna y con vuestra alegría, también
con vuestro canto, y, ciertamente con la oración; porque cuando se
descubre la verdadera realidad del Bautismo, de la Gracia de Dios, de
nuestra filiación divina, cuando se descubre todo esto, se entra en la
alegría profunda y también comunicativa -quiere decir que se trata de
comunicar este descubrimiento y esta alegría a los demás-.
Creo que este era el Espíritu de los grupos de catecúmenos de la
Iglesia primitiva y éste también el Espíritu de los grupos
Neocatecumenales en la Iglesia contemporánea.
Os deseo que continuéis así y que recéis alguna vez por el Papa».
(*) Cfr. «L’Osservatore Romano», 7-8 mayo 1979.