Visita a la parroquia San Hipólito 12-2-1984
S. Juan Pablo II
Roma, 12 de febrero de 1984
Significativo ha sido el encuentro final con las Comunidades Neocatecumenales que pidieron al Papa que bendijera a los tres catequistas itinerantes que partían para Turquía … El padre Maurilio ha presentado al Papa los grupos de adultos comprometidos en la vida de la parroquia, subrayando la característica de cada grupo, parándose sobre todo en su grupo scout… y las Comunidades Neocatecumenales que desde 1973 representan un propuesta concreta de catequización permanente para los adultos y que han tenido el privilegio de obtener la bendición del Papa para los 3 catequistas itinerantes que partían para Turquía (un sacerdote y una pareja de esposos). Justo refiriéndose a la misión de los catequistas como levadura que fermenta la comunidad, el Papa ha dicho:
«Quiero agradecer este encuentro que concluye la visita a vuestra parroquia de San Hipólito. Saludo a todos los grupos, así como al párroco que os ha presentado. Saludo y deseo a cada uno encontrar cada vez más la propia identidad cristiana, el propio carisma. Porque así como tienen su propio carisma las familias religiosas, por ejemplo, la familia franciscana, los capuchinos de la familia franciscana, así también los distintos grupos de apostolado de laicos tienen su carisma específico. Os deseo que encontréis cada vez más esta vuestra identidad y este carisma del apostolado de los laicos. Esta de San Hipólito es una gran parroquia y numerosa. Una masa los hombres, de hombres, pero también una masa de cristianos porque pienso que la gran parte de sus habitantes están bautizados, es Jesús nos ha dicho que la Iglesia, el Reino de Dios, es semejante necesaria al pan: para hacer el pan necesitamos la masa de harina y necesitamos también la levadura.
Yo estoy convencido que todos estos grupos, el Carismático y el Neocatecumenal, son levadura que deben hacer crecer, humana y cristianamente, la masa de la parroquia. La levadura debe penetrar cada vez más la masa para que ésta sea más cristiana, más consciente de ser cristiana, más responsable de su carácter cristiano, testigos de más responsable de su identidad cristiana. Vuestro patrón, San Hipólito, fue mártir. Mártir quiere decir testigo. Los cristianos deben ser testigos de Cristo, de su Cruz y de su levadura Resurrección, de su fe, de su esperanza, de su amor. Esto es la levadura. Y es gran cosa si esta levadura desea extenderse más allá de la parroquia y llegar hasta Turquía, como me decíais, para llevar el fermento del Evangelio incluso a los no cristianos, en lugares un poco intransigentes que se cierran ante el mensaje del Evangelio. Algunos hermanos vuestros quieren ir allí para ser levadura en la masa a fin de que toda la humanidad sea alcanzada por la levadura del Evangelio y lleguen a ser Reino de Dios.
Os deseo a todos, especialmente a vosotros neocatecúmenos, que recorráis este camino con alegría y con gran responsabilidad, tratando siempre de aumentar y ampliar los espacios del amor a Cristo nuestro Señor y Redentor; ampliar los espacios del Reino de Dios que tiene sus raíces en este mundo hacia la eternidad, hacia la casa del Padre. Deseo que crezcáis en el Reino de Dios que al mismo tiempo se encuentra dentro de nosotros, en el corazón de cada uno de nosotros y en el de Cristo y que tiene su dimensión exterior en la dimensión de la familia. Sois una porción del Reino de Dios ante todo, luego parroquia de San Hipólito. Deseo que viváis la alegría cristiana, la responsabilidad cristiana, la fe, la esperanza, la caridad que anticipan en este mundo la vida divina».