Audiencia a familias del Camino 12-12-1994

S. Juan Pablo II

Ciudad del Vaticano, 12 de diciembre de 1994

Juan Pablo II ha recibido en Audiencia en la mañana del lunes 12 de diciembre a las familias del Camino Neocatecumenal. Durante el encuentro, que tuvo lugar en el Aula Pablo VI, el Santo Padre ha pronunciado el siguiente discurso:

«¡Queridísimos hermanos y hermanas!
1. Bienvenidos seáis a la Sede de Pedro, que hoy es para muchos de vosotros como un puerto en el que se sueltan las velas: habéis venido, en efecto, para un envío misionero especial, que afecta directamente a más de doscientas familias, pero que justamente implica a las respectivas comunidades de pertenencia. No es este el primer encuentro del Papa con las familias del Camino Neocatecumenal. En otras ocasiones he podido ver grupos del movimiento. Recuerdo, en particular, el encuentro de 1988, en Porto San Giorgio, cuando celebré con vosotros la Eucaristía en la Fiesta de la Sagrada Familia, y entregué el crucifijo a 72 familias que partían para el servicio itinerante. En aquella circunstancia os hablé de la Trinidad en misión y de la familia en misión. Con aquel encuentro se vincula el actual, que llega enriquecido por el camino de estos años, en los que la Iglesia ha apretado el paso hacia el tercer milenio cristiano. Hoy, además, nos colocamos en un marco muy preciso: el Año de la Familia, que ya se acaba y que tuvo su momento culminante el 8 y el 9 del pasado octubre, cuando en la Plaza de San Pedro se reunieron numerosísimas familias provenientes de todo el mundo.

Mirando hacia adelante, vemos ya cerca el gran Jubileo del 2000, para cuya preparación he dirigido a todo el pueblo de Dios la “Carta Apostólica Tertio Millennio adveniente”. La Iglesia, Familia de familias, está encaminada decididamente hacia tal meta y es muy importante que llegue a ella lo más unida y misionera posible, estrechada en la caridad en torno al único Señor y al mismo tiempo proyectada por su Santo Espíritu a la evangelización del mundo.

2. El Año de la Familia ha constituido para toda la Iglesia ante todo una coral profesión de fe de las familias en Dios Creador, Redentor y Santificador de la vida. En este Año está emergiendo con fuerza a la conciencia de la Iglesia y a los ojos del mundo la dimensión familiar de la que el Vaticano llama “participación de los laicos en la función profética de Cristo” (Lumen Gentium, n. 35).

La familia, en cuanto “pequeña Iglesia” y “comunidad doméstica”, está llamada a ejercer un servicio sacerdotal, profético, real. Es cuanto el Concilio subraya expresamente: “En este orden de funciones aparece de gran valor ese estado de vida que está santificado por un sacramento especial: la vida matrimonial y familiar” (ibid). Las raíces de tal vocación se hallan naturalmente en el Bautismo, y el Camino Neocatecumenal consiste justamente en un itinerario de redescubrimiento del Bautismo. Es muy significativo, por eso, que en las Comunidades se comprometan no sólo individuos, sino también familias, dispuestas a afrontar de común acuerdo, sin menoscabo de los deberes del pacto conyugal, las dificultades y las responsabilidades que semejante tarea comporta.

3. Hoy, queridos hermanos y hermanas, estáis aquí para testimoniar la dimensión misionera y profética de vuestro camino de fe. Y queréis subrayar que esta dimensión misionera reviste a la familia en cuanto tal, ya que el renacimiento bautismal no toca a sus componentes sólo individualmente, sino que los implica a todos juntos, comprometiéndolos como comunidad familiar en un vínculo más profundo de unidad en la Caridad y en un impulso misionero más vivo. He aquí, queridísimos, lo que está a la raíz de vuestra “partida”. ¡No lo olvidéis nunca! El Crucifijo que recibiréis os recuerde cada día que si habéis partido en misión, es porque vosotros habéis sido alcanzados antes, renovados por el amor misericordioso de Dios, como familias para las familias.

Id, pues, queridas familias misioneras. La gracia del Bautismo, de la Confirmación y del Matrimonio, renovada en la Eucaristía y en la Reconciliación, os sostendrá en todos los momentos de la vida. Fuertes por este apoyo sobrenatural, estad dispuestas a dar testimonio de la esperanza que hay en vosotras (cfr. 1P 3, 15). La Sagrada Familia de Nazaret sea vuestro modelo y vuestra patrona. Os acompañe también la Bendición Apostólica, que ahora os imparto de corazón a vosotros y a vuestras Comunidades».

Son 120 las familias del Camino Neocatecumenal que han recibido el envío misionero del Santo Padre. Provienen de Italia, de España, de Polonia, de la India y de Irlanda. Llevarán el anuncio del Evangelio a 40 países de los cinco continentes. Los países de Europa que se beneficiarán de la obra misionera de estas familias son, entre otros, Croacia, Ucrania, Kazaquistán, Finlandia y Alemania. En América las nuevas familias en misión proclamarán la Palabra en Estados Unidos, Canadá, Costa Rica, Colombia y Venezuela.

Las familias destinadas a Asia darán su testimonio de fe en Japón, India, Taiwán y Filipinas. Entre los países africanos a los que va dirigido el servicio itinerante de estas familias está Egipto, Costa de Marfil y Etiopía. Para estas 120 familias, que tienen 441 hijos, se trata de una labor tan ardua como exultante: testimoniar a Cristo en regiones de la tierra ya evangelizadas pero amenazadas por la secularización, y en zonas que aún no conocen el Evangelio. Una tarea llamada a desarrollarse en dos vertientes, íntimamente unidas por el signo de la fidelidad a la radicalidad evangélica.

En el encuentro han participado el Cardenal López Trujillo, el arzobispo Maximino Romero, los obispos Jan Pawel Lenga, Paul Cordes, Luis Boccadoro y Julio Salimei. Estaban presentes, además, Kiko Argüello y Carmen Hernández, iniciadores del Camino Neocatecumenal. También han participado 180 familias del Camino que ya llevan tiempo trabajando en tierras de misión.