En el Camino Neocatecumenal, sus catequesis sobre el Magisterio de la Iglesia, al servicio de la evangelización, han formado a generaciones de personas de todo el mundo.

El jueves 13 de noviembre, el padre Mario Pezzi, presbítero del Equipo Internacional del Camino Neocatecumenal, recibió el doctorado honoris causa en Teología por la Universidad Católica de San Antonio de Murcia (UCAM): un reconocimiento a sus méritos extraordinarios, especialmente en la actividad de investigación y formación en el Magisterio de la Iglesia a través de las catequesis que durante décadas ha impartido a las comunidades Neocatecumenales.

El título ha sido conferido durante la ceremonia de apertura del Año Académico 2025-2026, en el Monasterio de los Jerónimos (un complejo monástico de principios del siglo XVIII, conocido como el Escorial de Murcia y monumento nacional) donde tiene su sede la UCAM, en presencia de Mons. D. José Manuel Lorca Planes, Obispo de la Diócesis de Cartagena-Murcia, la Presidenta de la UCAM, María Dolores García Mascarell, la Rectora Magnífica, la Doctora Josefina García Lozano, diversas autoridades civiles y religiosas y numerosos hermanos del Camino Neocatecumenal de Italia y España.
La sabiduría –de la que la primera lectura de la liturgia del día profería una alabanza– ha sido la pauta de todo el evento, que se inició con una solemne Celebración Eucarística presidida por el obispo de la diócesis. Siguió el Acto Académico con el discurso de la Rectora Magnífica (que habló de «evento histórico, de enorme significado y de gran profundidad»), y la Laudatio, pronunciada por don José Alberto Cánovas Sánchez, Vicerrector de la Universidad y por Mons. Segundo Tejado Muñoz, presbítero itinerante.

Don José Alberto Cánovas puso de relieve el extraordinario trabajo de investigación y formación llevado a cabo por el padre Mario en una amplia gama de temas: la fundamentación racional de la antropología teológica, la doctrina social, la moral, la eclesiología, los sacramentos y la escatología. Todo esto constituye una profundización al servicio de la evangelización, «en orden a dotar a las comunidades de los elementos que les ayuden a dar razón de la fe profesada y vivida y, asimismo, hacerles accesible el Magisterio de la Iglesia». «Dar razón de la esperanza significa entrar en contacto con los alejados y sus formas de pensamiento” explicó el Vicerrector. Desde los inicios del Camino Neocatecumenal, el padre Mario reconoció el carisma de sus iniciadores, Kiko y Carmen, quienes, junto a él, “han hecho posible la fe en unas generaciones destinadas a la apatía existencial y a la ausencia absoluta del propio Ser”. Con sus catequesis magisteriales, año tras año en las convivencias de inicio de curso, ha instruido en la fe a generaciones de cristianos de los cinco continentes. Centrales en sus reflexiones: el matrimonio y la familia, el amor y la sexualidad; temas cruciales para la formación de miles de matrimonios del Camino Neocatecumenal. Personas de diferentes edades, orígenes y culturas han sido introducidas a los documentos del Concilio Vaticano II y al descubrimiento de la Teología del cuerpo; catequesis que han hecho crecer en ellas el amor por Santo Padre y por la Iglesia. “En todas sus investigaciones hay un rigor extraordinario, una claridad de pensamiento, y una gran profundización en el Magisterio de la Iglesia, puestos al servicio de la Evangelización”.



La concesión del doctorado honoris causa siguió el ceremonial de la investidura: la Rectora Magnífica le entregó al padre Mario el Título y la Medalla de Doctorado, atestación “de la alta dignidad de la distinción”. A continuación, el sacerdote recibió el Libro de la Sabiduría y la Ley de Dios, con la invitación a conservarlo como símbolo de todo lo que debe aprender y enseñar. Otras insignias que se le confiaron fueron “el birrete de laureado”, “antiguo y venerado emblema de la profesión docente”, que lo llevará “como corona” de sus estudios y méritos; “el anillo de la antigüedad, emblema del privilegio de firmar y sellar las opiniones, las consultas y las censuras” de su ciencia y profesión; y, por último, los guantes blancos, “símbolo de la pureza y de la fortaleza que las manos deben preservar”, signos de su rango y alta dignidad.
A continuación, el padre Mario Pezzi pronunció su Lectio Magistralis, en la que, en primer lugar, puso de relieve la obra del Señor en su vida. Su primer recuerdo fue para José Luis Mendoza Pérez, fundador de la UCAM, para quien pidió al Señor la recompensa por sus esfuerzos en la construcción de esta obra eclesial. El recién doctorado agradeció a la Universidad la concesión de la distinción y el trabajo de formación espiritual e integral de los jóvenes.




Entre las fechas recordadas en su discurso, el padre Mario destacó el 1984, año en que fue invitado por Kiko y Carmen “a preparar una catequesis sobre la encíclica Humanae vitae del Papa San Pablo VI”. “Desde entonces, hasta ahora, – observó – he podido hacer este servicio a los hermanos”. Otro pilar de su enseñanza ha sido el Concilio Vaticano II. Los iniciadores del Camino Neocatecumenal – subrayó – tuvieron la inspiración de fundarlo “sobre los tres pilares del Concilio Vaticano II”: las Constituciones apostólicas Lumen gentium, Sacrosanctum concilium y Dei Verbum”. Es el trípode sobre el que se basa esta Iniciación Cristiana: Comunidad, Liturgia y Palabra.
«He vivido este camino de mi vida –concluyó el P. Mario– con la conciencia de que no ha sido obra mía, sino que la Gracia que viene de lo alto ha guiado mi existencia de una manera misteriosa, oculta y maravillosa, como es la vida de todo cristiano. Seguidamente, su deseo: «¡Enamorémonos de la Sabiduría de Dios! Es ese espíritu ágil, que penetra en las almas y forma amigos de Dios».
Tras la Lectio Magistralis, la Presidenta de la UCAM invitó al nuevo Doctor a prestar juramento ante la Cruz y sobre el Santo Evangelio. El abrazo fraterno dado al padre Mario por parte de los miembros de la comunidad académica, honrados y alegres de ser sus hermanos y colegas, fue el último momento del solemne ceremonial. Un gesto de comunión, que marcó la admisión al Colegio de Doctores de la UCAM, coronando una mañana llena de significado, pero no solo eso.


Como destacó Mons. Segundo Tejado en su intervención, la concesión del doctorado honoris causa corona una vida dedicada desde la juventud a su vocación: la evangelización. La inquietud del joven presbítero encontró respuesta en el encuentro con el carisma del Camino Neocatecumenal. “Y el padre Mario lo está sirviendo como un fiel custodio, a ejemplo de San José, con una presencia profunda que educa y sostiene en el camino de fe tantos hermanos en todo el mundo”.




