«CUANDO LAS PIEDRAS VUELVEN A HABLAR»
El pasado 12 de octubre (2022), fiesta de la Virgen del Pilar – un día que España conmemora solemnemente la aparición, en el año 40 DC sobre un pilar de mármol a orillas del río Ebro, de la Virgen Madre de Dios al apóstol Santiago y sus compañeros para animarlos a continuar en la evangelización -, en Fuentes de Carbonero el Mayor, una pequeña aldea cerca de Segovia, deshabitada desde 1960, tuvo lugar una celebración con un significado verdaderamente extraordinario.
La Eucaristía estuvo presidida por el obispo de Segovia, S.E. Mons. César Franco, acompañado por más de treinta presbíteros y en presencia de unas 500 personas que llenaron el interior de la iglesia y la zona circundante. Estuvo también presente el presidente de la Diputación de Segovia, Miguel Ángel de Vicente, la alcaldesa de Carbonero el Mayor, María Ángeles García, junto a otras autoridades y representantes del Camino Neocatecumenal del noroeste de España y muchos hermanos de diferentes comunidades neocatecumenales de la zona. Fue conmovedora la participación de numerosos habitantes de Carbonero, o de los hijos de las familias originarias de Fuentes antes que las casas de esta pequeña aldea fueran abandonadas y cayeran en ruinas.
El área, a parte de la pequeña iglesia ahora completamente restaurada gracias al esfuerzo y al trabajo llevado a cabo por el Camino, está rodeada de campo. A lo lejos son visibles las paredes destruidas de unas antiguas casas rurales, una pequeña fuente al fondo de un talud, y una granja justo al otro lado del foso.
¿Qué tiene de particular este lugar? ¿Por qué se ha reconstruido una iglesia en un lugar abandonado por los hombres y se pensaría también dejado de la mano de Dios?
Lo ha recordado antes de la Eucaristía, don Antonio Riquelme, presbítero del equipo del Camino responsable de esta zona, quien ha leído un mensaje enviado por Kiko Argüello, iniciador con Carmen Hernández del Camino Neocatecumenal, que no pudo estar presente al evento, pero cuya historia está unida a este lugar y que constituye la razón de la recuperación de este edificio.
Dejemos hablar a Kiko:
Bendigo a Dios que ha permitido la reconstrucción de esta pequeña iglesia, que fue tan importante para mí. Doy gracias al Sr. Obispo por su presencia y a todos los que han hecho posible la rehabilitación de este templo.
El Camino Neocatecumenal es una Iniciación Cristiana aprobada oficialmente por la Santa Sede en 2008. El Señor se sirvió de Carmen y de mí para esta renovación de la Iglesia nacida con la estela del Vaticano II. Comenzó en 1964 entre los habitantes de las barracas de Palomeras Altas de Madrid, cuando los pobres con quienes vivíamos nos pidieron que les anunciásemos el Evangelio de Jesucristo. Una gran alegría para todo el Camino y para la Iglesia será la apertura de la Causa de Beatificación de Carmen Hernández el 4 de diciembre.
Dios ha querido que, en el año 1965, deseando buscar un lugar de retiro y oración, encontrara abandonada la iglesia de Fuentes de Carbonero. Mientras caminaba por la meseta castellana en un nublado día, un rayo de luz iluminó las piedras de mica que abundan en la zona y de repente todo quedó iluminado y quedé impresionadísimo: la iglesia en medio de aquella estepa era una verdadera aparición. Estaba abierta y vacía; todavía tenía el retablo y algunas imágenes; la sacristía con tarima de madera me sirvió para dormir. Estuve viviendo allí quince días, rezando, solo y con grandes frutos. Viendo que era un lugar estupendo, me retiré allí otras veces, viviendo en soledad, en ayuno y oración y durmiendo con mi saco de dormir en la sacristía.
Como por allí cerca pasaba un río, decidí llevarme unos días en verano a los hermanos de las barracas para que también ellos tuvieran vacaciones. Vivimos una semana de descanso, de comunión y de amor. Me impresionó que mientras todas las casas del pueblo estaban destruidas, lo único que quedaba en pie en aquella aldea abandonada era la iglesia, y una iglesia llena de pobres. Les dije a los hermanos de las barracas que recogieran paja. Fueron al campo y cada familia se preparó el lecho con la paja y mantas. Era emocionante, como para hacer una película. Fuera, todas las casas derruidas; dentro, la iglesia llena de pobres.
El último día hicimos una misa y vinieron todos los del pueblo que vivían en Carbonero. Algunos dicen que, al oír el sonido de las campanas, lloraron de emoción, porque hacía tantos años que no las oían tocar. Celebramos una misa y vinieron a la misa con nosotros. Estaban emocionados; de nuevo habían oído las campanas de su pueblo. La iglesia se llenó. La habíamos adornado con flores y preparado muy bien; estaba preciosa.
Con el transcurso del tiempo este Kerigma anunciado a los pobres se concretó en una síntesis catequética fundada sobre el trípode “Palabra de Dios- Liturgia – Comunidad” y cuya finalidad es conducir a las personas a la comunión fraterna y a una fe adulta.
Este nuevo itinerario de iniciación cristiana suscitó el interés del entonces arzobispo de Madrid, Monseñor Casimiro Morcillo, que nos animó a llevarlo a las parroquias; así se difundió en Madrid y en otras diócesis españolas. En 1968 el Camino comenzó en Roma y a partir de esa fecha se ha ido difundiendo en diócesis de todo el mundo.
Aquí celebramos la Vigilia Pascual con los hermanos de las barracas y los de la primera comunidad de Madrid. No teníamos luz; nos alumbramos con un cirio viejo que encontramos. Al amanecer comimos un cordero que habíamos encargado en Carbonero.
Hoy, después de 57 años, las campanas de Fuentes de Carbonero vuelven a tocar. ¡Cómo no bendecir al Señor, cómo no agradecer a la Virgen María que inspiró el Camino Neocatecumenal y que en la fiesta de la Virgen del Pilar nos concede reabrirlo! Justamente hoy se conmemora el descubrimiento de América en 1492. La Virgen del Pilar: patrona de Hispanoamérica, estrella de la evangelización del nuevo continente. De aquí partieron los primeros itinerantes del Camino para evangelizar América, que hoy está llena de comunidades.
Rezad por mí.
Después de la lectura del testimonio de Kiko tuvo lugar la bendición de la iglesia restaurada y la celebración de la Eucaristía. También el Obispo en su homilía quiso poner de relieve que la recuperación de este lugar es un “milagro” de Dios que hace grandes cosas en nosotros, destacando la importancia simbólica de la reconstrucción de la iglesia como signo de la misión de la Iglesia de anunciar a Cristo: “Este edificio —afirmó— ejemplifica lo que Kiko Argüello quería hacer y lo que la Iglesia hace desde sus orígenes, es decir, evangelizar, catequizar, enviar al mundo a los que tienen fe para continuar la única y definitiva misión de Cristo”. Luego deseó a Kiko que siguiera teniendo el “valor con el que ha evangelizado a tantas personas mediante el Camino, un Camino que está dando muchos frutos a la Iglesia”. Precisamente la reconstrucción de esta iglesia es “otro fruto del Camino Neocatecumenal”.
Un sueño – una visión
El testimonio de Kiko y la bendición de la iglesia de Fuentes después del trabajo de reconstrucción hacen que desde este lugar abandonado llegue a nosotros el recuerdo de la génesis de algunos hechos que son esenciales para la historia del Camino y que tuvieron su origen aquí en Fuentes: la Vigilia Pascual, vivida según el redescubrimiento del Concilio Vaticano II, y la forma de misión con equipos itinerantes.
En otro relato/testimonio de Kiko, éste añadió algunos detalles que nos parece importante recordar como complemento de lo dicho anteriormente. En su camino de fe, Kiko tuvo la intuición de que Cristo estaba presente en el sufrimiento de los “últimos de la tierra”. Siguiendo las huellas de San Charles de Foucauld, en 1964 decidió irse a vivir junto a los más pobres, en una chabola de Palomeras Altas, en la periferia de Madrid, donde encontró a Carmen Hernández, dando inicio así a una nueva forma de predicación que poco después llevó a la formación de una comunidad cristiana.
Cuenta Kiko:
“En las barracas había una tal Vicenta (una voluntaria que iba a ayudar a los de las barracas) y un día le dije: “Mira, antes de que tú vinieras, nunca nos hemos pegado, y hemos estado siempre en comunión; desde que has venido tú, aquí hay un follón…”. Y se enfadó y decidió marcharse. Era de Segovia y entonces un día pensé ir a buscarla para pedirle perdón. Me fui a su pueblo, Carbonero el Mayor, y como no tenía su dirección, pregunté por ella y me dijeron que estaba en las huertas.
Yo tranquilamente empecé a caminar por la meseta castellana, un desierto; la meseta castellana es maravillosa, parece la estepa rusa. El día estaba nublado y de repente se abrió un rayo de luz y dio sobre Fuentes. Resulta que las piedras de aquel pueblo son de mica, brillan; y de pronto todo estaba iluminado y me quedé impresionadísimo. La iglesia en medio de aquella estepa era una verdadera aparición…
En 1967 celebramos la Vigilia Pascual en la iglesia de Fuentes con los hermanos de Palomeras y los de la primera parroquia de Madrid.
En 1969 le dije a D. Francesco Cuppini -el primer presbítero que nos acompañó a Carmen y a mí – que se viniera conmigo a pasar la Semana Santa. Fuimos allí y no teníamos luz, pero había un cirio antiguo y lo encendimos. Encargamos en el pueblo de al lado un cordero para comer en la cena pascual, al amanecer. Celebramos la Vigilia Pascual sin luz; la presidió Francesco Cuppini.
También se celebró en Fuentes la primera convivencia de itinerantes y desde allí partieron para la evangelización los primeros equipos para América.”
Kiko quedó muy impresionado por el “rayo de luz” que iluminaba las piedras de mica, que daban una nueva visión a toda aquella zona, con una iglesia abandonada. Esta visión nos hace recordar a otra iglesia, otra palabra y otro sueño de la vida de San Francisco de Asís.
En la vida de San Francisco de Asís hay dos hechos muy interesantes y, digamos así, muy cercanos a nosotros. Se cuenta que estando cerca de la iglesia de San Damián, un pequeño edificio entonces en ruinas no lejos de Asís, entró a rezar y durante la oración, mientras sus ojos estaban fijos en la Cruz del Señor, oyó una voz que le decía: “Francisco ve y repara mi iglesia que como ves está en ruinas”. San Francesco se puso en seguida manos a la obra para reparar la iglesia, pero pronto comprendió que la llamada del Señor iba mucho más allá. En la “Leyenda Mayor”, la vida de San Francisco escrita por San Buenaventura, se cuenta el sueño del Papa Inocencio III —admirablemente pintado por Giotto en la Basílica de Asís— en el que vio la Basílica de San Juan de Letrán, que estaba por derrumbarse y que estaba sostenida por un fraile … Todos conocemos la obra que Dios ha hecho en la Iglesia por medio de la reforma franciscana, y no sólo en la Iglesia de entonces sino hasta nuestros días.
La reconstrucción de la iglesia de Fuentes crea un sorprendente paralelo entre la situación de la Iglesia en el siglo XII y la situación actual. Ciertamente, sin tener ninguna presunción, sabemos que son dos historias y dos hechos muy diferentes: allí está la historia consolidada, aquí todavía se trata de una “visión”, pero basta abrir un poco los ojos para ver cómo Dios lleva adelante la historia: la iniciación cristiana, empezada por Kiko y Carmen, a la luz del Concilio Vaticano II y siguiendo sus huellas, abierta en 135 países de los cinco continentes, es algo que realmente puede ser decisivo para la Iglesia de nuestros días.
En el centro, en el corazón de este Camino está el redescubrimiento de la Pascua, de la Vigilia Pascual, que el mismo Papa Francisco, a los obispos de Santo Domingo en visita “ad limina”, reconoció como un mérito del Camino Neocatecumenal. Y esta Vigilia tuvo su nacimiento aquí, en Fuentes. De hecho, Kiko y Carmen se aventuraron a celebrar con aquella primera comunidad nacida entre los pobres de las chabolas tanto la Pascua del año 1967 —durante toda la noche— como luego, el Triduo Pascual del año 1969. La Pascua ha sido también fundamental en la formación del itinerario neocatecumenal, para dar fuerza e impulso a los primeros años de Camino. Con la belleza y la gracia del Triduo Pascual y la Vigilia, se ha fundamentado la transmisión de la fe a las familias que iban formando las comunidades.
Unos años más tarde, del 1 al 20 de agosto de 1969 —después del inicio del Camino en Italia— Kiko y Carmen convocaron nuevamente aquí en Fuentes, en una convivencia a los primeros hermanos nacidos de estas evangelizaciones. Y es aquí donde se formó el primer equipo de misioneros itinerantes que partió hacia Colombia.
Reconstruir esta iglesia de Fuentes —tan importante para Kiko, como él ha recordado en su saludo— es como hacer memoria de estos casi 60 años de historia del Camino: un necesario agradecimiento a Dios que desde las barracas y desde Fuentes ha lanzado la vida de Kiko y Carmen y la de los primeros itinerantes a una aventura que ha visto llevar ese “rayo de luz” a los cinco continentes e iluminar con estas “piedras de mica” para que se conviertan en signos de esperanza en el mundo de hoy para miles y miles de personas.