El pasado miércoles 20 de enero, tuvo lugar una explosión de gas en el edificio parroquial de la iglesia de La Paloma en Madrid, situada en el centro de la ciudad. En el edificio se encontraban las viviendas de los sacerdotes y el ‘catecumenium’ en el que las comunidades neocatecumenales realizan sus celebraciones. Varias salas que habían sido diseñadas y proyectadas por el iniciador y responsable internacional del Camino, Kiko Argüello, y que sirvieron para llevar adelante la renovación estética y litúrgica del Concilio Vaticano II.

Al ir creciendo las comunidades en la parroquia, se vio la necesidad de crear nuevos espacios dignos donde las comunidades pudieran celebrar las diferentes liturgias. Esos espacios o salas se llamaron ‘catecumenium’. Luego, a imitación de estos, surgieron en otras parroquias de todo el mundo.

El ‘catecumenium’ de La Paloma estaba formado por 8 salas pequeñas y un salón grande y se inauguró en 1991. Se puede afirmar que fue el primero de la historia.

El Camino Neocatecumenal llegó a La Paloma en 1970. Kiko Argüello y Carmen Hernández impartieron en la parroquia las primeras catequesis para adultos y crearon la primera comunidad. A partir de entonces, se han impartido catequesis cada año, teniendo en la actualidad 18 comunidades en marcha con más de 900 miembros.

El Cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, en una entrevista al diario La Razón, ha señalado que el edificio volverá a ponerse en pie y ha destacado que se trata de “una parroquia con mucha vida y con un alto valor simbólico”. “Se trata de un icono iluminador para todos, porque el Camino es una gracia que se ha entregado a toda la Iglesia”.

Reproducimos a continuación el telegrama enviado por el Papa Francisco firmado por el Secretario de Estado Card. Pietro Parolín, el pésame a las familias desde la Casa del Rey y el comunicado que el párroco Gabriel Benedicto ha publicado para conocimiento general.

CARDENAL PIETRO PAROLIN SECRETARIO DE ESTADO

SU EMINENCIA CARDENAL CARLOS OSORO SIERRA ARZOBISPO DE MADRID.

EL SANTO PADRE, TRAS CONOCER LA DOLOROSA NOTICIA DE LA GRAVE EXPLOSIÓN OCURRIDA EN UN EDIFICIO DE LA CALLE TOLEDO EN MADRID, DESEA HACER LLEGAR A VUESTRA EMINENCIA, AL CLERO Y A TODOS LOS HIJOS DE ESE AMADO PUEBLO, SU CERCANÍA Y AFECTO EN ESTOS DUROS MOMENTOS.

ASÍ MISMO, SU SANTIDAD ELEVA ORACIONES AL SEÑOR Y ENCOMIENDA MUY ESPECIALMENTE A SU MISERICORDIA EL ETERNO DESCANSO DE LAS VÍCTIMAS, ASÍ COMO A LOS HERIDOS Y A SUS FAMILIAS. EL PAPA FRANCISCO, INVOCANDO LA MATERNAL INTERCESIÓN DE NUESTRA SEÑORA DE LA ALMUDENA, LES IMPARTE DE CORAZÓN LA CONFORTADORA BENDICIÓN APOSTÓLICA, COMO SIGNO DE ESPERANZA CRISTIANA EN EL SEÑOR RESUCITADO.

Telegramma del Santo Padre, a firma del Cardinale Segretario di Stato, per le vittime della deflagrazione avvenuta a Madrid

La Casa del Rey traslada «el pésame a las familias de los fallecidos» y su «cercanía y cariño» tras la explosión de La Paloma.

«En estos momentos de dolor, queremos trasladar, por su intermedio, el pésame a las familias de los fallecidos, así como toda nuestra cercanía y cariño. También enviamos nuestro apoyo y mejores deseos de pronta recuperación a los heridos y afectados»

Fuente: Arquidiócesis de Madrid

Gabriel Benedicto
Párroco de la Parroquia Virgen de la Paloma

Madrid, 21 de enero de 2021

Desde el dolor y el misterio ante el que siempre nos coloca la muerte, la Parroquia Virgen de la Paloma quiere agradecer las numerosas muestras de cariño y de cercanía que está recibiendo desde que ayer, miércoles 20 de enero, se produjera la explosión que ha dejado cuatro víctimas mortales y once heridos de distinta consideración.

Como párroco, y a la luz de las informaciones, testimonios internos y datos de los que hasta el momento disponemos, lo que os puedo decir es que todo lo ocurrido se produjo en un lapso tan breve que no nos dio tiempo ni siquiera a ser conscientes de lo que estaba pasando. Fuimos seis personas las que percibimos, en apenas unos minutos, un extraño olor a gas en cuatro puntos distintos: patio, planta cero, planta quinta y planta sexta. Pero no dio tiempo a nada más que a advertir ese olor.

Ahora debemos ser pacientes y esperar a que la policía científica nos informe sobre el avance de sus investigaciones. Esto es lo que yo os puedo transmitir: David, el padre Rubén y los otros dos fallecidos y los demás heridos fueron víctimas. A unos les pilló dentro, a otros fuera.
No tengo más que agradecimiento por haber sido testigo de la vida de estos dos grandes amigos. Estaban siempre juntos y así les encontró la muerte.

Rubén, mi gran compañero y amigo, con quien he vivido el confinamiento de la pandemia en familia, celebrando la Eucaristía diariamente. He conocido su fuerza en la debilidad, su paciencia al obedecer, su sentido del humor, su agudeza. Lo sentíamos como un hermano.

David, catequista de adolescentes, padre ejemplar, dispuesto siempre a entregar su tiempo día y noche. La gratuidad y la alegría eran sus notas características. Nunca le vi dejar de entusiasmarse por todo: muy enamorado de Sara, devoto de la Virgen, fanático del Atleti.

Estaban ellos como pudieron estar otros. Ni David ni Rubén ni ninguno de nosotros tuvo tiempo de intervenir en modo alguno. Solamente, como cualquier persona preocupada por el olor a gas, intentaron conocer la causa, seguir el rastro, sin manipular en ningún momento ninguna de las calderas.

Como no podía ser de otra manera, estamos en contacto permanente con las autoridades judiciales, bomberos, policía y demás responsables del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid, prestando en todo momento la colaboración que es necesaria para esclarecer cuanto antes la verdad y la secuencia de los hechos.

Pedimos al Señor que consuele en lo profundo a todos los familiares de las víctimas y seguimos confiando en que la tribulación dé paso a la esperanza.

Parroquia Virgen de la Paloma – Madrid (España)
Compartir: