Jubileo de la Familia: Misión en la Plaza de España en Roma
El sábado 31 de mayo, fiesta de la Visitación de la Bienaventurada Virgen María a Santa Isabel, la ciudad de Roma ha sido escenario de un acontecimiento que, aunque no haya tenido resonancia en los medios de comunicación, ha llenado la Plaza de España, repleta como nunca de gente, de cantos y de testimonios realmente excepcionales.
En el contexto de los acontecimientos de las celebraciones jubilares de 2025, con ocasión del Jubileo de las Familias, el Camino Neocatecumenal ha convocado a miles de ellas, procedentes de la ciudad de Roma y del Lacio, en una única plaza para dar testimonio de la belleza y del don de la familia cristiana para el mundo de hoy.

Las comunidades del Camino, durante el tiempo de Pascua, suelen anunciar, durante varios domingos en las plazas de sus parroquias, la alegría de la resurrección del Señor: el tiempo de Pascua es un tiempo del anuncio de esta buena noticia. Llamamos a esto “las 100 plazas”, que representan las aproximadamente 100 parroquias donde el Camino está presente en Roma.
El 31 de mayo, estas “100 plazas” se han concentrado en una de las plazas más representativas de Roma, la Plaza de España, meta de turistas de todo el mundo, para transformarla en un escenario alegre, lleno de familias y de niños, de jóvenes y de ancianos, para un anuncio de esperanza: Cristo ha resucitado, ha vencido la muerte y todos los miedos. Cristo llena todavía hoy la vida de muchos matrimonios que generosamente se abren a la vida porque se sienten amados y salvados por la Pascua del Señor.
Y eran realmente miles: creo que es difícil ver esta plaza, tan querida por Roma y por el mundo, tan llena de gente, de cantos, de bailes, de alegría, de esperanza.



Se había preparado un pequeño escenario, que daba a la plaza y a la columna de la Inmaculada, erigida por Fernando II de las Dos Sicilias, frente a la Embajada de España, el país que más había trabajado por definir el dogma de la Inmaculada Concepción en 1854.
Y ha sido la Virgen María la que ha presidido el encuentro, la misma que ha inspirado a Kiko Argüello el Camino Neocatecumenal para responder a los desafíos del mundo moderno con una modalidad de iniciación cristiana, hoy difundida en 137 naciones, con miles de comunidades.
El encuentro se ha abierto con la alegría del canto, tomado del profeta Isaías: «Yo vengo a reunir a todas las naciones» y presidido por presbíteros revestidos de blanco, ha comenzado con la celebración de Laudes, con el canto de los salmos propio de la liturgia del día, intercalados con tres testimonios de jóvenes familias que han contado brevemente la obra del Señor en sus vidas: el anuncio devastador de esperar una hija sin cráneo, con la petición de los médicos de abortarla y el bálsamo del amor del Señor y de los hermanos de la comunidad que han permitido no tener miedo, de acogerla y estrecharla en brazos, aunque sea solo por veinte minutos, minutos que reconcilian con el sufrimiento de la espera.
Y después de todas las pruebas necesarias del caso para estar humanamente segura de que la causa no es genética, y tras volverse a abrir a la vida y, a pesar de todas las garantías médicas, encontrarse ante otro embarazo con los mismos síntomas. Y Dios que provee también esta vez ante la desesperación que se apodera de ti y parece sofocarte, destruirte, para luego encontrarte con la certeza de haber dado dos hijos a Dios, porque llevas dentro la garantía de la vida eterna.

Después la experiencia de una joven, casi sin relación con su padre, que a los 14 años se pierde en la droga y en diversas adicciones, lejos de casa, y que luego se siente encontrada por Cristo, perdonada, que reconstruye su historia con una verdadera relación con un hombre, el padre de sus hijos.
Finalmente, una tercera familia: él, nacido en Alemania, con una excelente posición laboral, pero sin un verdadero sentido en la vida, que deja todo para volver a buscar a Dios, hasta desafiarle y cuando todo parece perdido, he aquí que el Señor se hace presente, le salva, le perdona y le llena la vida de esperanza, con la alegría de poderlo testimoniar hoy como un Dios que ama verdaderamente al hombre, que camina con él cada día.
Después de los salmos, los cantos y los testimonios, es el momento de la lectura de los Hechos de los Apóstoles, con la curación del paralítico en la puerta del templo, por la fuerza del nombre de Jesús, ese nombre que ahora es anunciado por un hermano para todos los que en la plaza se encuentran en la misma situación: también ellos paralíticos, incapaces de caminar hacia los demás, de amar: «En el nombre de Jesús de Nazaret, levántate y anda», es una palabra que tiene poder sobre cada uno de nosotros hoy si la acogemos.

La proclamación del Evangelio del día, el pasaje de Lucas sobre la Visitación de María a santa Isabel, da al presbítero la ocasión de que todos levanten la vista hacia la estatua de la Inmaculada, anunciando a cada uno de los presentes que también ellos son como María, ante las palabras del ángel: «Alégrate, el Señor está contigo. De ti puede nacer una vida nueva. Acoge esta buena noticia hoy. Tú también puedes, como la Virgen María, decir: «Que se cumpla en mí lo que me has anunciado».
Durante todo el encuentro, mientras se realiza la oración, los miles de hermanos presentes en la plaza son invitados a entrar en diálogo con la ciudad, para llevar a todos los presentes, a todos aquellos que incluso casualmente se encuentran de paso por allí, la posibilidad de que este día se transforme en un acontecimiento: encontrarte con el anuncio del amor de Dios, del perdón de los pecados, de la salida de la soledad, de la condena, como se ha sido dicho antes, de estar condenados a vivir sólo para sí mismos, incapaces de amar. El amor se te hace presente, viene a tu encuentro hoy. Aquellos que se han mostrado interesados a recibir este amor han sido invitados a ir a cualquier parroquia donde esté presente el Camino Neocatecumenal.
He aquí que el Jubileo, el Jubileo de la esperanza, anunciado por el Papa Francisco a inicios del año 2025 y que ahora continúa en nombre del Papa León XIV, resuena por las calles de la ciudad de Roma, de modo sencillo, concreto y verdadero.
Ezechiele Pasotti

